Pronto comienza julio. Un mes extraordinario para muchos y muy estresante para otros. Mes dividido entre finales y vacaciones. Entre sonrisas y llantos. Entre presiones y libertad. Comienza julio y éste se trae un sin fin de viejos chistes nacionales, de viejas leyendas urbanas acrecentadas por la euforia juvenil. Euforia originada por esas sectas de farsantes estafadores y por comentarios exagerados de gente que no quiso quedarse atrás. Euforia originada por sectas que tienen a un hombre en común, que no es ni más ni menos que el famoso Omsirut Litnaidutse. Aaaayy…Omsirut…Omsirut…¿qué puedo decir de él? La verdad que no mucho. Él es sólo un “granhampa” escondido en las sombras que genera miles y miles de ingresos con todos sus secuaces alrededor de todo el país. El señor O. es capaz de dirigir a millones de jóvenes y conducirlos lejos de sus hogares para que, durante unos días, ellos vivan esta leyenda urbana utópica difícil de dejar atrás. Una experiencia de vida real bastante irreal en la que, jugando con los sueños, se lleva a un máximo de hipnotización del cual es complicado salir. Y luego de esa experiencia, ahí están los más chicos preguntando: ¿Cómo es? ¿Qué es? ¿Qué se siente? Y al escuchar todas las críticas de tus pares no podés ser menos y tenés que segur la corriente y exagerarle los hechos a esas futuras victimas que dentro de unos meses comenzarán la travesía. Lamentablemente es así. Hay que seguir la corriente para automentirse y autoconformarse con el hecho de que a uno lo cagaron. De que fue ilusionado por una parva de estafadores y viejas victimas que en su tiempo también se automintieron para pasar por alto la estafa. Y luego que cae la ficha, cuando se sale de esa hipnotización, comienza la división de grupos dentro de esos millones de jóvenes preparados para afrontar la realidad nuevamente. Ahí comienza la división. Algunos pasan a ser victimas enfadadas que luchan apoyandose en un discurso resentido contra esas sectas. Otros que reconocen la estafa y el engaño, pero la verdad que se animan y van orgullosos del “me equivoqué y pagué, pero igual la pase joya”. Y otros pocos que frente a ese acto de falsedad deciden sumarse para ser parte de la nueva camada de secuaces de Omsirut Litnaidutse. Yo tengo dos amigos que eligieron ese camino y conozco otros que en algún momento lo siguieron. En mi caso soy de los que va orgulloso con el “me equivoqué y pagué, pero igual la pase joya”, ya que posta la pase bien. Y aunque se me hayan roto varias de las expectativas e ilusiones que tenía para con esa travesía, supe aprovecharla y la disfruté. Lo importante es saber que te están cagando. Afrontarlo y a partir de ahí encontrar la manera de pasarla genial. No importa si es “un rock viajero” o “un gran sueño” o “un viaje de nieve”, todos te cagan. Pero bueno, hay que buscar la forma de no sufrir por la estafa y pasarla bien. Y volver…y exagerar…y venderle la estafa a otra futura victima. Claro, porque al seguir contando esa utópica leyenda urbana de extrema felicidad, nosotros terminamos siento todos cómplices. Todos secuaces ad honorem de Omsirut Litnaidutse.
gmg
P.D: para mayor comprensión, leer al revés el nombre de este “granhampa”.
