Hoy en el tren todo era diferente. Las caras apagadas, las sonrisas muertas. Había peor clima que hace un mes. En la normalidad la mayoría de la gente viaja estilo zombie. No está ni feliz ni triste, simplemente está. Pero hace menos de un mes todo había cambiado. En el tren se lucían sonrisas esperanzadoras. En el subte a nadie le importaba que lo apoyen, sólo importaba ver en La Razón ("diario" gratuito que se distribuye en ese transporte) algún signo del mundial para sonreír. Desde una foto, hasta un color que remonte a la albiceleste o la palabra “Diego”, cualquier cosa bastaba para sonreír. Nada importaba. Quizás sin querer apoyabas a ese oficinista quejoso y en vez de cagarte a puteadas o tirarte un codazo, sabiendo que vos no tenías la culpa de esa situación (“flaco, no me puedo mover, ¿qué querés que haga?), respondía a tu pedido de perdón con un “No importa, no molesta. Es más apoyame que me recuerda a Messi cuando estaba marcado por tres griegos pegadísimos”. Era un mundo subterráneo sin peleas. Todos alegres, todos contentos. Y hoy fue diferente. Diferente a ese hermoso mundo utópico y diferente a otros días en épocas no mundialistas. Hoy tampoco hubo peleas, nadie tenía ganas. Insisto, todos eran una manada de zombies. Simplemente estaban ahí, como si alguien les hubiera arrancado el alma. Es que viste….otro deseo perdido, otra ilusión abajo, otro año más sin poder lograrlo…es durísimo. La verdad que es muy doloroso. Un sueño más que se cae. Un sueño más que nos quiebran y que permitimos que se quiebre. Un sueño más. Decí que, lamentablemente, ya estamos acostumbrados al fracaso. Digo lamentablemente porque no deberíamos, pero lo estamos. Y ese acostumbramiento hoy es positivo, porque ya sabemos como pararnos ante esta situación. Sabemos cómo mirar el dolor y como asimilarlo. Aunque nos lleve unos días, lo sabemos hacer. Está bien, sé que no era un sueño más, la verdad que no. Éste era El Sueño. El gran deseo. El único capaz de guardar bajo la alfombra nuestras diferencias como país. El único capaz de lograr abrazos entre barras de Boca y de River. El único capaz de hacer que Kirchner sonría frente a una tapa de Clarín. El único. Es así, sólo una copa mundial de fútbol puede lograr esto en un país netamente futbolero. Si viene un genio y pregunta a cada ciudadano “¿Qué deseas un presidente honesto y laborioso o que tu selección gane el mundial de la FIFA?”, es obvio que más de ¾ de la población elige ganar la copa. Y…es que también el argentino no es ningún boludo, es conciente que el genio cumple deseos y no que hace milagros. Y estoy abierto a que cualquiera diga “Paraaa, estás exagerando”, ya que sinceramente creo que no lo estoy haciendo. Sepan que estoy segurísimo que es así. Antes no lo podía ver, no pensaba a gran escala. Pero ahora que veo millones de personas diferentes todos los días, lo veo. Hoy todos estaban tristes y los que no estaban así estaban enojados. Pero bue, eso también era esperable. Ésto es como cortar una relación. Están las dos variantes: o estás triste por lo que terminó o estas re caliente con la otra persona (“del amor al odio hay un solo paso”). Esas son las dos personalidades claves, aunque pueden existir otras (ojala que así lo sea). Y normalmente el enojado es un panqueque, un veleta, pero no quiero meterme en ese tema, por lo menos por hoy. Por el momento sólo quiero tratar de encontrar la forma de levantar el ánimo. El mínimo cambio en el semblante de alguna me alegraría. ¡¡¡Vamos loco!!! ¡Vamos que se puede!. Por lo menos volvamos a pelearnos, no sé, pero volvamos a algo. Vamos, recuerden otros tiempos. Recuerden cómo se levantaron después del mundial pasado. Arriba que no falta mucho para ilusionarnos nuevamente, total ¿qué son tres años y once meses en estos tiempos? Nada. Vamos que ya dentro de poco tenemos un gran paso a la vuelta de la esquina. Ya, ya el año que viene llega la Copa América y se juega acá en Argentina, así que arriba. Hay que levantarse y seguir. Seguir con las banderas, los gorritos, no hay que guardarlos. Que no se vaya ese patriotismo tan lindo que se generó. Vamos arriba, dale, miremos el lado positivo: en una semana se acaban las vuvuzelas. En una semana se acaban los noticieros que se ríen de un negro que no sabe decir ni “pa” en castellano. EN UNA SEMANA SE ACABA EL WAKA WAKA. Si no te ponés feliz con eso agradéceselo a tu sordera. Siii, se acaba el Waka Waka. Y pensemos en más cosas buenas: nuestro buen vecino sigue adelante (¡Hinchemos por la celeste, carajo!), Maradona no se va a poner en pelotas. Era una linda promesa, pero imagínense al Diego desnudo, ¿les gustaría verlo? Sumale que encima le faltaría algo fundamental. Sería El Diego corriendo en bolas sin su miembro, ya que en este caso Toti Pasman la tendría tan adentro que ya se hubiese perdido. Aaah, eso también, ya no vamos a ver a Pasman caminando encorvado y con cara de sufrimiento. Y no, si ya se la sacó. Fija que cuando los alemanes festejaban tirando papelitos y gritos al cielo, Toti aprovechó la volteada y tiró el miembro del Diez por el aire, o quizás lo guardó en una cajita para después dárselo a algún león africano o venderlo en Mercado Libre o en eBay. Nooo, hay muchas cosas positivas, sólo hay que buscar, así que animo. Que no decaiga. A levantarse, a sonreír, a agitar, a gritar, a putear. Vamos que la vida sigue y hay que seguir con todo y con esperanza, porque no se olviden que, en algún momento: “Los quintos serán los primeros”.
gmg

Tal cual, yo también pienso que esta depresión es un poco exagerada... la verdad es que todos nos pusimos tristes, pero bueno... es un juego... partidos de futbol... nada mas que eso! tampoco vamos a parar de vivir porque perdimos el mundial, ni que fueramos Brasil que siempre gana! jajajaa
ResponderEliminarmuy bueno pipis :)
un besitooo